Por José Luis Rodríguez Gallego
El mercader de alfombras, de Phillip Lopate
Sucede que a veces uno lee un libro en el que los
personajes no le interesan, la historia no le engancha, el tema le resulta un
poco ajeno y hasta plomizo. Sucede, sólo muy pocas veces, que pese a todo lo
anterior, el libro te gusta.
Ésta es una de esas veces. Yo creo que el saber literario
del autor levanta una historia cualquiera, de un hombre gris con una vida
alquilada y sin apenas interés aparente. Y es esa altura literaria la que hace
que el lector, o sea yo, se sobreponga a las manías, al insufrible Zaratrusta o
Zoroastro o como se llame, y que de repente me parezca sugestivo un escondrijo
en una tienda de alfombras en la ya casi no entra nadie o una relación anónima
en medio de un baile de máscaras.
A ver si resultaba que al final la historia sí es
interesante, y que hablaba de la familia, de las convenciones, de lo que somos
y aparentamos, y por encima de todo de la soledad en medio del ruido, de la que
nace la incapacidad para relacionarse, también del miedo a que nos atraquen y
nos quiten lo más preciado que nos queda.
Malraux es un personaje de vida apasionante, lleno de
contradicciones y que dejó huella. No vuela tan alto como contemporáneos tipo
Camus, pero lo cierto es que me ha encantado su novela. Está llena de energía,
pasión, y no exenta de actualidad pese a que a primera vista todo, hasta el
estilo, parezca un poco anticuado. Es una crónica ficticia de un tiempo real,
de un tiempo en el que existían los héroes más allá de sus argumentaciones
políticas, un tiempo en el que quizá como en éste que vivimos se jugaba la
partida de la historia. Dijo alguien que la crisis que nos corroe en parte
sucede porque la filosofía que mutó en política dejó luego paso a la mera
ideología y por fin ha devenido en propaganda.
Pues bien, Malraux estaba en 1927 a caballo del primero
de esos pasos y lo vivió y nos lo cuenta brutalmente, sin escapatorias, sin
artificios, ¿alguien podría narrar algo así hoy de nuestro mundo?, parece que
las atrocidades han seguido, pero, ¿aún hay héroes en medio de ellas?
Qué modernidad en las escenas de combate, qué excelencia
en las divagaciones del padre y su hijo, qué fuerza la del ruso Katow, qué bien
narradas las "razones" de un terrorista suicida. Muy visual, una
delicia para un productor de cine con dinero recomponer ese Shanghai , hoy ya
casi capital del mundo superados Londres y París, cercando a Nueva York.
Cierto que el envoltorio literario me parece que a veces
flojea, daría la impresión de que el autor tuviera prisa por terminar la
historia y de repente, de cuando en cuando, se enreda con personajes europeos,
en cosas apenas importantes. No obstante, hay que insistir en la calidad y
trascendencia de este libro. Que siga la racha.
Brillantísima crónica novelada o novela periodística sobre lo que debió ser la guerra del Pacífico. Precedente evidente de muchos otros textos y de imágenes y anécdotas que hemos visto en decenas de películas. ¿Es irregular?, sí. ¿Es demasiado larga?, sí. ¿El recurso de la máquina del tiempo resulta anticuado?, sí. ¿Menos accesible si no jugabas a la guerra de pequeño?, ¿si no te gusta la política de aquella época?, quizá sí. Tiene un montón de peros en suma, pero el conjunto y alguna de sus partes son excelentes. Los diálogos entre Hearn y el general son interesantísimos, escenas antológicas como las del hospital y el soldado Minetta, enorme la capacidad del autor para meterse con profundidad en tantos personajes. Las descripciones de las sensaciones, del combate, de la selva son apabullantes y están expresadas con un talento me parece que indiscutible. Mailer te deja medio adormecido con dos o tres páginas intrascendentes, y de repente es capaz de concentrar en un párrafo los sentimientos de una persona o una descripción de cirujano de alguna cuestión técnica o fisiológica y sus consecuencias, puro naturalismo. Me quedo con la sensación y el convencimiento de que lo único inventado en la novela es el nombre de la isla.
En suma, que le doy un nueve sobre diez, entre las diez mejores desde el principio de la tertulia. Y no es porque yo la propusiera; de hecho no la había leído. Espero que os haya gustado, y si no es así, que atine el siguiente...
El Don apacible, de Mijaíl Aleksándrovich Shólojov
La verdad es que al principio pensé, "vaya, después de nazi noruego -Hamsum- ahora un estalinista, menudo rebaño"; después crucé un mensaje con Manolo un poco desalentador, y mi desánimo creció al recibir el tocho en casa y leer las primeras páginas.
No obstante todo lo anterior, no me ha disgustado para nada. Yo creo que el libro mejora a medida que avanza y se vuelve más folletinesco por un lado y más "novela histórica" por otro. Sí, lo reconozco, me he divertido y también estremecido un poco con las carnicerías de la guerra, con las costumbres de los cosacos y con la sutileza del autor. Me parece que es sutil la forma en que es capaz de mostrarnos poco a poco cómo piensa el personaje principal, en cómo presenta una violación, como la política -sin ser muy partidista, sorprendentemente- se va deslizando en la narración y como uno, sin necesidad de que le sermoneen, entiende perfectamente el caldo de cultivo que dió lugar a la Revolución Rusa y puede sacar sus propias conclusiones. Maneja muy bien la metáfora del río y todos sus afluentes. En el debe pienso que es un libro que a veces resulta antiguo y pesado, que no ha soportado quizá el tiempo muy bien, y que no presenta ningún hallazgo literario ni nada realmente sobresaliente. Es, hasta donde mi limitado conocimiento de la literatura rusa llega, del tamaño y ambición de los grandes novelistas rusos pero está por debajo de otros que hemos leído de autores de ese país.
En suma, le pondría un siete. Me ha agradado bastante pese a lo pesados que se hacen algunos tramos y a la dificultad habitual (vease Grossman, Dostoievsky, Tolstoi...) de seguir el maremágnum de nombres y personajes. Hombre, tanto como para leer los otros tres tomos, pues no...
En suma, le pondría un siete. Me ha agradado bastante pese a lo pesados que se hacen algunos tramos y a la dificultad habitual (vease Grossman, Dostoievsky, Tolstoi...) de seguir el maremágnum de nombres y personajes. Hombre, tanto como para leer los otros tres tomos, pues no...
La buena letra, de Rafael Chirbes
Buen escritor en mi opinión
pero lastrado por un pesimismo excesivo y una "negritud" que no si es
estilo, tono o es que viene de sus propios fantasmas personales. La historia me
pareció muy bien narrada, dosificada la información de forma muy inteligente y
adaptado el lenguaje y lo ocurrido a sus tiempos; por contra, los personajes
son demasiado dependientes de su propio destino, no hay tregua en sus desdichas
y maldades, y eso yo creo que en un texto de corte "naturalista" le
quita verosimilitud a la trama. No he leído más de él, aunque me han recomendado
"Crematorio" . Casualmente hoy le escuché en una entrevista en la
radio y en ella las palabaras mala suerte, podredumbre, vejez, etc. salieron a
menudo a propósito de su nueva novela; está claro que es su sello, un
"cenizo" que escribe bien aunque no me entusiasma.