miércoles, marzo 23, 2011

La Parte I, escena a escena (1 de 2)

Escena 2. Caddy me desenganchó…
En este párrafo saltamos abruptamente al pasado, al llamado “episodio Patterson”. Es imposible datarlo con exactitud, ya que no hay indicación de su cronología. Sin embargo, no es aventurado afirmar que Caddy y Benjy eran muy jóvenes. El examen detallado del salto temporal familiarizará al lector con la técnica de Faulkner. Cuando Luster ayuda a Benjy a pasar por la valla en 1928, su mente automáticamente vuelve a una escena anterior en la que sucedía lo mismo. Engancharse en un clavo cuando está con Luster le recuerda cuando 26 años antes le ocurrió lo mismo con Caddy. El tiempo, por supuesto, carece de sentido para Benjy, pasado y presente se mezclan en su mente. Muchas de las escenas del pasado que recuerda están relacionadas con su hermana Caddy, de una manera u otra. Nótese también que cuando hay un salto brusco en el tiempo, como en este pasaje, Faulkner con frecuencia dará al lector una señal escribiendo todo o parte de la escena en cursiva, o si una escena en el pasado está en cursiva, a menudo cambia a redonda para la siguiente escena en el presente.
Escena 3. “Hace demasiado frío”…
La mención del tiempo frío justo antes de Navidad lleva la mente de Benjy a una escena similar anterior. Todo el “Episodio Patterson” es el de menor importancia temática en la novela, y su función es contribuir a ambientar el mundo de los Compson. Por ejemplo, nótese cómo el tío Maury se congracia con su hermana la señora Compson; cómo todas sus acciones tienen una motivación egoísta (se bebe el licor del señor Compson, toma prestado dinero de la señora Compson, utiliza a sus hijos como intermediarios o alcahuetes). Este pasaje indica únicamente la falta total de moral en la familia Bascomb.
Escena 4. Por qué jimpla, dijo Luster…
Al final del pasaje anterior, alrededor de 1902, los recuerdos de Benjy de su hermana Caddy le provocan el llanto en el presente y Luster, su cuidador, no entiende su tristeza. En este corto pasaje, Faulkner introduce la idea de tranquilizar a Benjy con una flor, una imagen que contrasta con su esterilidad.
Escena 5. “Qué te pasa”…
Aquí se entiende porqué Benjy lloraba, Instintivamente sabía que era hora del regreso de Caddy de la escuela, y quería estar en la puerta del jardín cuando llegara. De hecho, debe verse esta escena como representativa de las numerosas ocasiones en que Benjy va a la puerta a esperar a Caddy, una acción significativa más tarde, cuando es acusado de atacar a unas jóvenes. Esta escena da igualmente datos acerca del carácter de la señora Compson. Su gimoteo es siempre el resultado de un suceso menor que ella toma como algo irritante. Su egoísmo se evidencia en su preocupación por que Benjy enferme cuando espera visita.
Escena 6. Es que no puede dejar de jimplar…
Una vez más, el recuerdo de Caddy induce a Benjy al lamento, lo que molesta a Luster. Ambos pasean por la finca de los Compson y algunos objetos le traen recuerdos a Benjy.
Escena 7. Ahora entre y estése quieto…
El lector descubre ahora un patrón narrativo. Las cosas que Benjy recuerda corresponden con las actividades durante el día en 1928. Estas escenas del inicio de esta parte son evocadas por Benjy porque Luster le lleva al mismo sitio donde ocurrieron. Por ejemplo, en la escena anterior de 1928 Luster le lleva al garaje de los carruajes, y Benjy recuerda cuando le llevaron en carruaje al cementerio. Por contraste, las escenas que Benjy recuerda sobre su cambio de nombre de Maury a Benjy ocurren al final de la parte porque Luster le lleva dentro de la casa, lo que le trae otros recuerdos.
Escena 8. Llorón, dijo Luster…
Escena 9. No saques las manos de los bolsillos…
Escena 10. El señor Patterson estaba cortando…
El granero le recuerda a Benjy la continuación de una escena anterior, cuando él y Caddy llevaban una carta del tío Maury a la señora Patterson. Este hecho le lleva a relacionarlo con otra ocasión en que él solo le llevó una carta a la señora Patterson unos meses más tarde, pero el Sr. Patterson la interceptó, poniendo fin así abruptamente al romance que mantenían su mujer y Maury Bascomb.
Escena 11. Por allí sólo hay casas…
Mientras Luster lleva a Benjy a la orilla del río, Faulkner nos prepara para el salto temporal más significativo de toda esta parte, que nos desvela la razón de ser de su viaje. En la parte tercera sabemos que Jason prefirió quemar dos entradas para el teatro la víspera antes que dárselas a Luster, quien busca ahora sus veinticinco centavos para poder asistir al espectáculo, que a su vez se convierte en un motivo dominante en el presente, ya que la señorita Quentin se relacionará más adelante con algunos de los artistas. También es importante el hecho de que se establece la edad de Benjy.
Escena 12. Y vino Roskus y dijo que…
Escena 13. Se había mojado
Para datar estas dos partes hay que considerar una vez más el salto temporal. La llegada al arroyo evoca escenas sucedidas en 1898, que son fáciles de situar porque los niños mencionan sus edades. Las escenas en el arroyo presentan simbólicamente la mayor parte de los temas de la novela, el destino y el carácter de los personajes en la vida posterior. En primer lugar, las acciones de Caddie son extremadamente significativas. El hecho de caer y ensuciarse la ropa sugiere simbólicamente su promiscuidad sexual posterior. Su descuido por su apariencia y su disposición a desnudarse delante de los negros se corresponden con su actitud desafiante del comportamiento en sociedad. En segundo lugar, Quentin es visto como la persona tranquila y taciturna más preocupada por lo que haga Caddy que por ella misma. Incluso en la niñez, intenta evitar que Caddy se ensucie. Cuando Quentin la abofetea y la derriba, podría entenderse que, simbólicamente, Quentin es parcialmente responsable del pecado de Caddy.
También se sugieren aspectos del carácter de Jason. Se le ve jugando solo en el arroyo. Su asilamiento adelanta su rechazo posterior de todos los lazos familiares y su desinterés por cualquier sentimiento familiar. Finamente, cuando Benjy ve que Caddy se ha llenado el trasero de barro, empieza a llorar. Básicamente, entonces, las características adultas de todos los niños Compson se sugieren aquí a pequeña escala: el trasero sucio de Caddy, la preocupación de Quentin por su comportamiento, el rechazo de Jason y su desinterés por la familia, y la capacidad de Benjy para intuir las desviaciones de las reglas.
Escena 14. Qué le pasa, dijo Luster…
A menudo los recuerdos de Benjy se interrumpen sólo por los comentarios de Luster en 1928. Esta escena es un buen ejemplo, ya que Benjy piensa sobre lo sucedido en el arroyo y Caddy le consuela cuando Luster le interrumpe para preguntarle por qué llora. Tan pronto como Luster se tranquiliza, los pensamientos de Benjy vuelven a la escena del arroyo, situada en 1898.
Se descubre en este momento que el señor Compson tuvo que vender los prados de Benjy para pagar el año de Quentin en Harvard, otro de los muchos datos que debemos dejar en suspenso hasta que se aclaren en un momento posterior de la novela.
Escena 15. Y vino Ruskus y dijo…
Nótese que las palabras iniciales de esta escena son casi idénticas a las de toda la escena 12, sólo que ahora está colocada en su lugar cronológico. Además, ilustra algunas características a pequeña escala que se convertirán en motivos dominantes más adelante. Primero, Caddy y Quentin están preocupados por si Jason se va a chivar. Aparentemente, Jason es diferente al resto de los niños incluso a esta edad temprana, y no se fían de él. Quentin está más preocupado por Jason que Caddy a pesar de que es ésta la que ha hecho la travesura. Quentin incluso llega a intentar sobornar a Jason para que no se chive. El posterior desinterés de Caddy por el juicio de su familiar sobre ella se adelanta aquí a través de su aversión por Jason y su pretendida indiferencia por el asunto. Una confusión posterior consiste en que Benjy es llamado Maury, y durante la primera lectura de la novela esto crea cierta dificultad, puesto que no nos enteramos del cambio de su nombre hasta más adelante.
Escena 16. Nos veremos en el teatro…
Escena 17. Si vamos despacio…
Una vez más, los pensamientos de Benjy, situados en el pasado, son interrumpidos momentáneamente por los comentarios de Luster; después, vuelven a la escena anterior, en la que se muestra una pequeña característica de Jason, caracterizado como el chico que camina con las manos en los bolsillos. Simbólicamente, este gesto sugiere la manía posterior de Jason por el dinero, sus diversos intentos de acumular y esconder sumas de dinero, y su extraña reserva.
Escena 18. Las vacas salieron corriendo…
T.P. y Benjy están borrachos en la boda de Caddy, y el primero, que nunca ha visto ni probado el champán, cree que están bebiendo zarzaparrilla. Esto, por supuesto, es absurdo, ya que incluso aunque no se explique con detalle, una familia aristocrática como los Compson nunca serviría un brebaje barato sin contenido alcohólico. La confusión, no obstante, concuerda con el tono cómico de las acciones descritas por Benjy.
Según la parte de Quentin, la boda de Caddy tiene lugar el 25 de abril de 1910. La forma de describir las imágenes mentales de Benjy borracho resulta sencillamente magistral. Como autor, Faulkner nunca se inmiscuye ni nos dice que Benjy está borracho, sólo deja que su extraña imaginería hable por sí misma.
Nótese también que ésta es la primera aparición de la boda e incluye un episodio que ocurre al final del día. Habrá otras escenas (cuatro, para ser exactos) de ese día porque será la última vez que Benjy estará cerca de Caddy, excepto una visita corta y secreta de ella tras el nacimiento de su hija.
La violencia de Quentin en esta escena recordaría más tarde al lector su sensibilidad atormentada, su obsesión por el destino de Caddy y su oposición a la boda. De momento, sin embargo, no es posible para el lector, en una primera lectura, explicar esta situación.
Escena 19. En lo alto de la colina…
Benjy recuerda cuando Versh le subía por la colina en la escena 18 y eso le lleva a cuando hizo lo mismo después de jugar en el arroyo. En esta escena se muestra la capacidad de Benjy para vislumbrar la muerte, que se manifiesta en sus lamentos. Aparece la cocinera Dilsey, personaje fuerte y admirable de la novela, la única persona que consigue cosas sin crear más problemas, que quiere a Benjy más que su propia madre.
Escena 20. El fuego estaba encendido…
Para datar esta escena como el día de la muerte del señor Compson en 1912 y no la de Quentin en 1910, tenemos la pequeña pista de que T.P. está sentado frente al fuego. En junio, el mes de la muerte de Quentin, no habría fuego. Sin embargo, abril en Missisipi (el mes de la muerte del señor Compson), a menudo se produce una temporada fría y hay que encender el fuego por las mañanas. De hecho, Faulkner usó esta idea de la Pascua fría en las cuatro partes de la novela, dándonos la clave para la datación.
Ésta y las siguientes son las escenas más complicadas y confusas de toda la primera parte. Todas tratan sobre la muerte evocada en la mente de Benjy por el recuerdo de la muerte de Damuddy en 1898. Así tenemos que las muertes de Quentin, el señor Compson y Roskus se yuxtaponen entre sí, como muy pocas pistas acerca de cuál se trata en cada escena. Este hecho implica la naturaleza abstracta de la muerte en la mente de Benjy. El concepto exige comprensión de principios abstractos, lo cual está fuera de su alcance. Por tanto, Faulkner yuxtapone escenas de muerte una sobre otra sin indicar cuál es recordada para reproducir la imposibilidad de distinguirlas por parte de Benjy.
Escena 21. Dilsey estaba cantando en la cocina…
El salto de escena no se indica tipográficamente, pero pasamos de la cabaña de Dilsey donde arde el fuego a la cocina de los Compson, de donde bajan T.P. y Benjy hacia el establo.
Escena 22. Aquí hay mucha mala suerte…
Esta escena es fácil de datar porque se dice que Benjy tiene quince años; por tanto, cronológicamente, esta escena tiene lugar la noche de la muerte de Quentin y la 21 ocurre a la mañana siguiente. La escena 22 es evocada por Benjy al recordar la queja de Roskus sobre la mala suerte de los Compson, lo que indica que los negros pensaban que una maldición pesaba sobre la familia. Los dos signos se refieren al nacimiento de un niño mentalmente incapacitado y al suicidio de Quentin. En estas escenas se evidencia la capacidad de Benjy para presentir la muerte incluso, como en este caso, el suicidio de Quentin, que ocurrió en Harvard.
Escena 23. Llévale y a Quentin…
Esta escena está vinculada al día de la muerte del señor Compson a causa de la presencia de Luster y la pequeña Quentin; además Roskus aparece físicamente incapacitado por su reúma.
Escena 24. Dilsey cantaba…
Una vez más, no hay indicación de salto temporal, pero esta breve escena empieza en la casa de los Compson y termina con T.P. llevando a Benjy a la cabaña de Dilsey a jugar con Quentin y Luster. Está relacionada cronológicamente con las escenas 20 y 23 y temáticamente con la 21 por el canto de Dilsey, y con todas ellas por el tema de la muerte.
Escena 25. Y tres, gracias a Dios…
Una vez más, sin aviso, la mente de Benjy salta a otra escena. En la 24, Dilsey estaba en la casa grande; ahora, está en la suya, desvistiendo a Benjy. Se sitúa en 1912 ya que Roskus se refiere a la muerte del señor Compson como el cumplimiento de la profecía que hizo dos años antes. Es también la primera vez que sabemos que el nombre de Caddy no debe ser pronunciado, al haberlo dispuesto así la señora Compson por haber deshonrado a la familia.
Escena 26. No puedes ir todavía…
Por la presencia de la pequeña Quentin, la escena ocurre una vez que el cadáver del señor Compson es trasladado en el coche fúnebre, bien en el día de su fallecimiento o pocos días después, en el funeral.
Escena 27. Vamos, dijo Luster…
Por primera vez desde la escena 16, los comentarios de Luster interrumpen los recuerdos de Benjy. En todas las escenas entre medias, Benjy aparentemente ha estado jugando en el arroyo.
Escena 28. Frony y T.P. jugábamos…
El deseo de jugar con las pelotas de golf le recuerda a Benjy cuando en 1898 jugaba con unas luciérnagas de T.P. De hecho, sin embargo, la escena está conectada temáticamente por el tema de la muerte. La mención del lamento hace referencia a una antigua costumbre negra de reunirse en la casa del muerto y gemir ritualmente ante su cadáver. Un funeral en una comunidad negra de Missisipi constituye un importante evento social al que acuden amigos y parientes de los alrededores trayendo toda clase de comidas. Frony cree que la misma costumbre se seguirá en la casa de los Compson, y quiere asistir al duelo oficial.
Escena 29. Lloraban en la casa de Dilsey…
Escena 30. ¡Oh!, dijo Caddy…
Escena 31. Dilsey gemía…
Las escenas 29 y 31 ocurren en la muerte de Roskus, el marido de Dilsey; sin embargo, no podemos datarlas, aunque sabemos que Roskus murió poco después que el señor Compson en 1912. Desde la muerte de Quentin en 1910 a la de su padre en 1912, el reumatismo de Roskus se agrava, por tanto no sería descabellado pensar que su muerte se produce al poco de la de su amo. No obstante, hay un problema en esta suposición. En la escena 31, Luster aparece como suficientemente mayor como para cuidar de “ellos”, presumiblemente de Benjy y la niña Quentin, lo que situaría la muerte de Roskus varios años después de la muerte del señor Compson. Esta diferencia sólo puede resolverse pensando que Faulkner se confundió en la escena 31 ya que el resto de indicaciones sugieren que las escenas 29 y 31 son la misma y están unidas por el lamento de Dilsey y el aullido del perro.

1 comentario:

J. L. QUINO dijo...

Muchísimas gracias. Enorme ayuda.